giovedì, dicembre 15, 2011

des_conocimiento

Necesito saber que pasa ahí fuera, no me basto con lo de aquí dentro. Soy incapaz de estar desinformado salvo cuando estoy varios días fuera.

No soy un sabio, manejo mil y un conocimientos, mil y una historias, de las que a veces se me escapan trozos, pedazos inconexos de alguna ciencia, de cosas que leo, de cosas que oigo…

Sobre todas pienso, sobre casi todas reflexiono, y casi todas me tocan, por dentro, por fuera: me enervan, me enternecen, me cabrean, me hacen feliz…

Y en casi ninguno de estos saberes profundizo lo suficiente como para sentirme seguro de ellos. Cuando me preguntan, suelo recalcar (y en el suelo también va inseguridad en mi conocimiento de lo que a veces digo y he dicho) que es mi opinión, que es lo que yo pienso, pero que nada de lo que digo es una verdad absoluta; ni siquiera para mi, veleta al viento, que gira sin saber ni siquiera que voy a hacer las próximas dos horas.

domenica, agosto 07, 2011

in ictu oculi

Melómano hasta el punto de dejar de tocar el piano porque le afectaba al estomago lo mucho que sentía la música; viajador incansable que ha recorrido medio mundo, e independiente hasta extremos insospechados.
Su familia: sus hermanos, sus primos, sus sobrinos. Por no molestar y seguir siendo independiente se fue a una residencia, donde ha estado los últimos cinco años.
Ayer temprano estaba aquí, y hoy no quedan de él más que un tarro de cenizas en el sagrario de la capilla de un cortijo familiar, y sus cosas, las pocas que conservaba y no había regalado, empaquetadas en casa de una de sus sobrinas.
Y todo en menos de cuarenta y ocho horas, en las que parece haber pasado una eternidad.

sabato, luglio 03, 2010

Tomás

Procede del arameo: Mellizo. De gran sinceridad, lógicos y escepticos. Tienen un gran sentido de la realidad ¡quieren tocar! Muy concretos, para ellos es siempre ¡si o no! Exigentes amigos, prefieren la familia al ruido mundano. (de una de esas tablillas cutres con el significado del nombre)

Y Tomás se hace preguntas, como si influyen los nombres en las personas hasta tal punto de determinar su forma de ser, de sentir y de vivir. Entiendo que si a uno le ponen un nombre, digamos que especial, este influya en muchos aspectos de su vida. No es lo mismo llamarse Antonio que Cipriano o Telesforo; ni el juego que puede dar en tus compañeros de clase el tener un nombre como los segundos. No es lo mismo tener que deletrearlo cada vez que lo dices o que el/la funcionario/a de turno lo sepa escribir con sus acentos y todo.
Pero por lo demás, ¿puede un nombre (solo el nombre) influir en si una persona es más extrovertida o introvertida? ¿puede un nombre decidir si prefieres la familia al ruido mundano?

Y Tomás se hace preguntas, como si esto es así, como si yo soy todo eso. Empecemos desde el principio.

Mellizo. Ni lo tengo, ni lo soy, a no ser que sea un mellizo de esos cigóticos y este en alguna parte de mi cuerpo desde hace veintinueve años.
Sincero. Lo que se dice sincero, no siempre; que a veces puedo ser falso como una moneda de tres duros.
Lógico. Si, lo manda mi cabeza, aunque no por ello me deje algunas veces llevar por el viento. Más bien soy tranquilo que lógico.
Escéptico. Es que el evangelio nos hizo mucho daño a los Tomás. Y el santo del día de hoy mucho más. Pero si, en muchas y para muchas cosas de esta vida lo soy. No me creo ni lo que me cuentan los telediarios, y vosotros tampoco deberíais creerlo. Y por lo general no estoy de acuerdo ni con mis propias opiniones. Difícil, si, pero que le voy a hacer.
Tocar. Claro que quiero ¿no te jode? ¿Y quien no? Aunque muchas veces me conformo con mirar.
Concreto. Siempre si o no. Ni de coña. Quien me conoce sabe que soy indeciso hasta cansar a los que me rodean. Me gustan los grises y todos esos colores que al mezclarse con el blanco, el negro y con otros colores dan lugar a muchos más matices.
Exigentes amigos. Si, porque no, pero no para todos mis amigos soy exigente, no a todos les exijo lo mismo, y no a todos les tengo en cuenta de la misma manera sus meteduras de pata.
Prefieren la familia al ruido mundano. Si tenemos en cuenta que mi familia, es mundana y ruidosa, no la debería preferir; pero todo depende del día, por lo general no prefiero el ruido, pero si prefiero lo mundano.

¿Algo que añadir? ¿Alguna pregunta? ¿Alguna respuesta?

Pd. Si, no me llamo Luigi, me llamo Tomás. ¿Seremos mellizos?

domenica, giugno 20, 2010

vacío

Algunos días, cuando hablo de o me vienen a la memoria personas y situaciones cargadas de nostalgia, los ojos lo notan antes que la garganta, que en vez de secarse o compungirse es capaz de soltar las historias que llevo dentro como si soltara lastre, un lastre que no me pesa, que no me cansa, porque está hecho de echar de menos, y echar de menos no es nada, es simplemente vacío.

domenica, febbraio 07, 2010

anda que eres tonta...

Me ha dicho la Tata que estuvo cuando jovencita cogiendo arroz en la Isla, y que es los peores que hay de los del campo. Allí fue una de las primeras veces que guisó algo: un guiso de papas, sin ná; en un perol grande que tenían, y que le vendió platos del guiso a la gente que estaba por allí trabajando; y que la mayoría eran portugueses. Me ha dicho también a sus casi noventa y cuatro años, que uno de los portugueses, cuando se acabó el plato le dijo: “Chica guapa, comida muy buena”, y que el portugués era moreno, con unos ojos muy oscuros, y muy guapo, guapísimo.

Y a mi me han entrado ganas de decirle: “Anda que eres tonta…”

lunedì, novembre 30, 2009

fachadas


Centros históricos, cascos históricos, pueblos con encanto.

Fachadas a conservar, elementos a conservar, fachadas nuevas con mil restricciones que den como resultado una fachada que parezca antigua.

Pero no es lo mismo. No es lo mismo conservar la fachada de un edificio que conservar un edificio entero desde los cimientos al tejado. Un edificio no es solo una fachada, son cimientos (desde los de ladrillo a los de hormigón), son formas de construir (muros de sesenta centímetros de espesor), son los materiales (madera, piedra, ladrillos, mosaico hidráulico) y las formas de habitar (baños y cocinas construidos aparte, a posteriori, anexos a edificaciones más antiguas). Un edificio no es solo la fachada; y sin embargo, es a lo que se terminan reduciendo en muchos casos, perdiendo todo el interés que tendría la puesta en valor de lo existente.

Y lo mismo ocurre con las personas, que se terminan reduciendo a fachadas, mentes vacías, sin contenidos, preocupadas solo por la estética y con dos o tres ideas manidas (¡que casualidad!) compartidas por casi todos; desde los gustos musicales a los literarios, pasando por el calzado y los peinados. Modas hechas para veletas que se desplazan por ciudades de cartón piedra.

Y algunas veces, y muchas veces, me da miedo formar parte de ellos y entrar (si es que aun no lo he hecho), en su juego.

giovedì, agosto 27, 2009

mi playa

La ‘familia’ (mejor podríamos llamarla reunión) de la mesa de al lado del chiringuito se compone de:
- dos extranjeros de unos cincuenta años, que esbozan unos planos en unos folios sueltos.
- una extranjera con bañador negro, colgante étnico, gafas de sol oscuras y pelo corto cobrizo, a la que de vez en cuando los dos anteriores le enseñan y explican los esbozos.
- una pareja joven con su hija de pocos años.
- otra extranjera con el pelo rizado oscuro, alta, delgada y toda vestida de blanco.
- dos chicos jóvenes con pinta de drogarse abundantemente.
- un español lleno de tatuajes y con varios piercings que pasa siete meses en el extranjero: India, Birmania... comprando cosas que luego vende durante el resto del año, que pasa en la playa, aunque a principio de verano lo vieron regalando todo lo del puestecillo porque estaba arto.

Nos damos cuenta de que están celebrando un cumpleaños, porque después de comer, mientras cantan una especie de cumpleaños feliz ¿en alemán? sacan una tarta. Cuando terminan, vuelven a cantar cumpleaños feliz, esta vez en español, acompañados de uno que toca la trompeta.
Mientras devoran la tarta, el de la trompeta se mete en el chiringuito y empieza a sonar música pasada de moda, y una tras otra, van sonando todas las canciones de Matt Monro... con el mar de fondo, la arena bajo los pies, más gente de la que me gustaría y la suficiente como para dejarme disfrutar del momento.