martedì, agosto 28, 2007

anche tu mi manchi

Pronto se cumplirá un año desde que entraste en mi vida, en el plano físico, en aquel mes de Noviembre, frío que hiciste cálido con tus palabras, con esa forma tan tuya de acariciarme el brazo. A pesar de todo sigues recordando que al principio no te contestaba, no respondía a tus comentarios, ni siquiera a los que hacías en nuestro italiano común, ese que dices que nunca hablamos. No sé cuantas veces te pediré disculpas, a pesar de que lo dices bastante en broma (o eso parece).
De fondo siempre Sevilla y Madrid, Casa Sierra, un ático donde te tratan a cuerpo de rey, sitios bien, nada de cutreces, una chica que me abraza y a la que me gusta abrazar, alguien que cuando se pone a pensar en sus cosas mira al infinito con la boca abierta y con al que te gusta picar, cine, música, palabras, muchas cervezas, algo de vino, maldades varias, gamberreos, y mucho amor, el que sabes que te profeso.
Yo también te echo de menos. Anche tu mi manchi, ma presto ci vedremo.
Grazie mile per questi giorni a Madrid. Canto con te se tu dopo canti con me...

mercoledì, agosto 22, 2007

dos pajaros de un tiro

Recuerdo las canciones de uno de los dos pájaros sonando en casete en el coche de mi padre, en aquel peugeot 504 blanco al que enganchábamos la caravana para ir de viaje en verano y que teníamos que parar en las cunetas porque se calentaba. Sonaban entonces Mediterráneo, Elegía, Poema de amor, He andado muchos caminos, Señora, Fiesta, Barquito de papel... Y después llegaron otras más, algunas en catalán como La Tieta o Ara que tinc vint anys. Pasando todas a formar parte de la banda sonora de mi vida, como de la de tantos otros.
El otro pájaro llegó más tarde, de manera completa a mi vida, aunque siempre ha estado ahí. Es mi “cantautor”, quizás porque ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos y sabe conectar con las generaciones que vienen detrás. Hago mil y una referencias a él en algunos de mis posts, a algunas de sus canciones: Calle Melancolía, Que se llama soledad... e incluso algún video como el de A la orilla de la chimenea. Es un provocador nato, poeta, crápula incorregible.Anoche los dos se volcaron en el escenario del Estadio Chapín de Jerez, y los que fuimos a verlos con ellos. Fue un mano a mano de bromas, de canciones intercambiadas, de canciones compartidas. De recuperar algunas melodías olvidadas, de gritar, de reírnos con alguna equivocación y de dos bises. Un concierto muy divertido y a la vez muy tranquilo, que recomiendo a todo aquel a quien le gusten estos dos señores. Estos dos artistas de verdad, de esos que demuestran que lo son en giras de verano que recorren de una punta a otra la piel de toro y no por vender más discos que otros.


martedì, agosto 07, 2007

este no es un verano más

La forma de vivir las vacaciones de verano varía a lo largo del tiempo.
Los de la infancia eran veranos largos, de varios meses en el campo. Veranos de polos en la Venta Suárez, de coca colas calientes a las tres de la tarde bajo un olivo en la cuneta de la carretera, de barro, de girasoles, de bicicletas por los carriles, de agua oxigenada y mercromina. Veranos de contar minutos para completar las dos horas de digestión para poder meternos en la piscina, de barbacoas los domingos, los mayores después de los niños.
Con los primeros vellos púbicos llegan los veranos con limite en los primeros días de septiembre. Horas robadas por el latín (maldito calvo cabrón) y la filosofía. Horas muertas de calor haciendo cola para la preinscripción, el miedo de no poder estudiar lo que quieres, viajes locos en el autobús entre el pueblo y la capital.
Y después los veranos de la carrera, más duros en cuanto a estudios, más cortos porque los exámenes acaban más tarde. Horas de reencuentro después del invierno, sudando juntos en la biblioteca. Desayunos en la Plaza. Horas de estudio que cundían a pesar de las que perdíamos con la cháchara. Noches comiendo pipas y contando chistes al lado del puesto de la Paca. De dos botellines por uno de mahou si dejábamos la cruzcampo. Y ahora los veranos de ‘haz todas las cosas que no has hecho durante el invierno’, de pasa unos días con tus padres, de botellones con tus amigos. Veranos un poco por obligación, porque si por mí fuera veranearía en octubre. Disfrutando de la que ahora es mi ciudad, a pesar de que cada vez somos más los que estamos por aquí en agosto. Horas que no paso frente al ordenador porque las duermo, y porque en mi cuarto hace calor. Noches con él. Días raros poniendo focos en la cocina. No poder escribir porque no hay inspiración que valga. Playa, pueblo, Lisboa... ¿Veranos que necesitarán otro para descansar? Espero que no. Nos vemos a la vuelta, o los días que pase por aquí entremedio, aunque a algunos los veo en Madriz (tengo que hacer alguna llamada). Prometo volver, aunque creo que no será como antes, pero volveré.