venerdì, ottobre 28, 2005

el cine y la vida

Es increíble lo que la vida se acerca al mundo de la interpretación, y no en lo que se refiere a que supuestamente reflejan la realidad.
Veréis, a veces la vida es comedia, otras es un drama, a veces nos da terror…
En algunos momentos la vemos desde lejos, como desde un palco en un teatro, desde fuera, como vemos la televisión…
Otras formamos parte de los cámaras, de los realizadores, maquilladores… estamos involucrados en lo que seria la acción, podríamos decir que es nuestra responsabilidad, que algunas cosas salgan mejor o peor.
En otra ocasiones somos actores, de todo tipo; principales, secundarios, de reparto y hasta figurantes. Eso si, por lo general los actores principales de nuestras vidas, evidentemente somos nosotros.
Lo de los directores, los guionistas… es otra historia. El director, vaya usted a saber si lo hay o no lo hay; unos creen que si, otros lo dudan y otros niegan por completo su existencia. El guión se va montando poco a poco, vamos, que no hay guión que valga, que es teatro moderno, que es improvisación pura y dura.
Y así poco a poco vamos rodando, vamos montando un poco la historia, quizás sin ton ni son porque tiene mucho de caos, pero vamos tirando. Y reflexionando un poco más, hasta el punto de la paranoia, la causa de que a veces tengamos la sensación de que hemos vivido ya un momento es porque alguien ha decidido rebobinar la cinta. Y bueno, así andamos todos los días de estreno, sin darnos cuenta, todos los días grabando una nueva parte de la película.
Y digo yo, lo primero: que no os perdáis una película que se llama ‘sin vergüenza’, de Joaquín Oristrell, y lo segundo que para cuando un coprotagonista, ¿en?, que uno tiene hoy muchas ganas de besos.

lunedì, ottobre 24, 2005

una canción

Parece ser que después de tantas entradas la semana pasada, se me ha secado un poco la vena artística, así que para ir abriendo boca y mientras vuelve o no vuelve la musa que me alimenta (lastima que no sea un muso), voy poner una canción que ha vuelto a mi después de un tiempo y que siempre me pareció de lo mas calenturienta (será por eso que me gusta tanto). Siempre la recuerdo en la voz de Olga Guillot pero supongo que habrá más versiones. Bueno, que no me enrollo más y os la dejo aquí, besos:

Por acariciar tu piel bronceada,
me muero... me muero.
Por poderte amar esta madrugada,
me muero... me muero.
Por desabrochar tus ropas modernas,
me muero... me muero.
Por apaciguar mis ansias internas,
me muero... me muero.

Por alborotar tu pelo negro,
entre mis sábanas calientes,
y beber el dulce y el amargo,
de tus labios impacientes.

Por cabalgar vientre con vientre,
igual que antes,
y que el día nos encuentre,
en un abrazo de amantes.

Por entregarte todas mis cosas,
y en ti sembrar todas mis rosas,
por adorarte como yo quiero,
me muero... me muero.

giovedì, ottobre 20, 2005

ahora me toca a mi

Jamás imagine que fuera a poner tres entradas seguidas sobre pollas, pero prefería hablar de mi primera vez aquí en vez de en un comentario.
La verdad es que podemos distinguir entre una mamada y una simple chupada. Evidentemente, donde el contenido sexual es mas explicito es en la primera, pero en la segunda no esta exento. Todos hemos tenido esos primeros inicios sexuales, jugando a los médicos normalmente, con primos o con amigos, cargados de clandestinidad, de oscuridad, de una extraña mezcla entre gusto y arrepentimiento.
Mirador, Hazel e Ismael, son los tres mas precoces en lo que a meterse un pene en la boca se refiere. Son en realidad los únicos que lo han hecho o que lo cuentan. Ya hablando de felaciones, son también Mirador (a los trece) e Isma (a los catorce) los tempraneros; aunque Nat se cuela entremedio con una felación realizada a los doce años, lo que no sabemos es cuantos tenia él y también con el primer cunilingus (pero que bien hablo) a los dieciséis, aunque no disfruto todo lo que tenia disfrutar, pero se resarció a los veintiuno. Les siguen Swaggerboy a los diecisiete y Hazel a los dieciocho (espero que estés mejor del todo). Mikgel y Llumans, más o menos a la par, con veinte añitos, día más día menos. A los veinticuatro les toca a Antuan (mi profe) y Alawanalatu. Y el último es Yo, que lo quiero ver estrenadito ya, pero ya.
Y ahora me toca a mí. Recuerdo perfectamente el sitio donde chupe mi primera polla (aunque yo entonces tenia un pito o una churrilla, como queráis), como si fuera ayer. Ahora no existe, nada de aquello, la casa la ocupa ahora un bloque de pisos. Que mal lo pase cuando la derribaron. Pero bueno, la vida sigue. Tenía siete u ocho añitos, tan inocente yo… él debería andar por los catorce. Lo que no recuerdo es de donde saldría aquella idea, pero no se porque me da que saldría de mi (si es que me conozco demasiado). Fue una chupada mutua, y me encanto, evidentemente. Su polla la recuerdo bastante grande, quizás era por comparación con la mía. También, de aquella época, recuerdo al cura que entonces me daba religión en el colegio, diciéndonos los mandamientos, y claro, me acuerdo y me acordare siempre de las confesiones: he pecado contra el sexto mandamiento. A ver quien se arrepiente ahora.
La primera mamada, lo que se dice una mamada, pues no puedo especificar, pero sobre los trece o catorce años. No recuerdo ni con quien ni con donde. Triste si, o raro mejor, pero los recuerdos de esa época no están nada claros en mi cabeza; solo tengo imágenes aisladas; y no, no es por el alcohol, que yo entonces aun no bebía.
Y bueno, hasta aquí todo. Espero que no haya otra entrada seguida sobre el mismo tema, por lo menos intercalaré alguna otra. Para terminar una frase, que me marcó, del libro que fue premio ‘la sonrisa vertical’: Llámalo deseo. La frase dice así: ‘su glande en mi boca tenía la textura de la piel de una castaña’.

martedì, ottobre 18, 2005

otro olor

Se que va a parecer que en este blog solo se habla de sexos, de penes y de pollas; pero me arriesgo. Me arriesgo hoy, porque recién salido de la ducha, ya seco y vestido, viendo la tele en el sofá, no dejo de olerlo, no puedo dejar de olerme, y huelo a sexo. No se si a feromonas, pero si a ese olor que algunas veces despiden algunos tíos, ese olor de después de, ese olor especial que suele tener el órgano sexual masculino. Que no es olor a sudor, ni a sucio, ni a limpio; es olor corporal simple y llanamente. Ese olor que me encanta descubrir cuando voy desnudando a alguien, ese olor que me trae tantos recuerdos...

lunedì, ottobre 17, 2005

solo una pregunta

Ahora que están de moda los jueguecitos y concursos, uno, que no es menos, se apunta a algo parecido. Será una especie de encuesta, algo así como una estadística. La pregunta algunos la responderéis y otros no. Yo la responderé el último, para añadir un poco de suspense a la cosa. Supongo que haré una especie de resumen con las respuestas, cuando estemos todos.
La pregunta tendría mil y una formulaciones, unas más correctas que otras, pero al fin y al cabo, diciendo lo mismo. Así que, ahí va: ¿con cuantos años realizasteis vuestra primera felación? Es decir: ¿con cuantos años os comisteis vuestra primera polla? ¿Cuántos teníais cuando hicisteis vuestra primera mamada?
Y por que no, también, cuantos cuando os la hicieron a vosotros, aunque suele coincidir. En el caso de alguna chica (hola Nat) pues cambiemos el sexo masculino por el femenino.
¡Ea!, pues a ver quien es el primero que contesta. Besos a todos.

lunedì, ottobre 10, 2005

un poco de agua

Ayer a eso de las cuatro o cinco de la mañana me desperté, no se porque. Fui al baño, y al volver, mire por la ventan de mi cuarto la placita a la que da mi casa, y vi el suelo húmedo en algunas partes. Lo que me llevó a pensar que los niñatos que se pasan las horas bebiendo, fumando de todo y hasta desmontando motos, habían estado hasta tarde. Pero luego me di cuenta de que no, de que había llovido, o de que había caído algo liquido del cielo. Por la mañana, cuando me desperté tenia calor, y abrí la ventana, y note la brisa de los días nublados que me rozaba y al rato me levante. A media mañana cogí el coche y me fui a mi pueblo, a lo de la zapatería, y por el camino, con el agua cayendo fuera, por la ventanilla bajada, me llegaba el olor de la tierra mojada, de la tierra seca desde hace meses que se humedece… Es un olor tan especial. A mi siempre me lleva a la niñez, a los veranos en el campo; a cuando la manguera o los aspersores mojaban la tierra seca; o a cuando caía una de aquella tormentas de verano (como la película Mikgel) en las que mi bisabuela le rezaba a Santa Bárbara, por el pasillo del chalet de mi tío, mientras mi tía preparaba las maletas para irse al pueblo, porque no podía con tanto rayo y tanta agua.
Y hoy igual, esta noche, otra vez agua. Me desperté sobre las cinco o las seis, y llovía, fuerte, y abrí la ventana, y me senté en la cama, con la espalda en la pared, viendo caer el agua. Pensando que quedaba poco para que sonara el despertador; evidentemente, en cuanto me di cuenta de la hora que era, cerré la ventana y volví a dormir.
Ya en la calle, pensé en lo distintos que somos unos de otros, y de cómo en los días de lluvia se nota lo precavidos que son unos (los que llevan el paraguas) y en lo desastre que somos otros (los que aunque sepamos que caerá bastante agua no lo cogemos). Se nota que a unos, los que corren y se tapan con lo que llevan, no les gusta mojarse y a otros no nos importa, miramos hacia arriba, esperando que las gotas nos mojen la cara, que nos mojen el pelo; miramos el rayo de luz que sale de entre las nubes grises…
Pero a mi me ha ocurrido siempre, que el otoño y el invierno me provocan nostalgia, me entristecen, me retrotraen… Pero lo necesitaba. Necesitaba que el exterior acompañara mi interior, que la tristeza esa que me viene algunas veces se viera reflejada en el mal tiempo exterior. Y que la lluvia que limpia la ciudad, me lavara a mi por dentro, me dejara un poco limpio de tanta mierda que acumulo, de tantos desengaños, de tantas colgaderas de quinceañera con carpeta apretada al pecho y forrada con fotos del tío bueno del momento, de tantas cosas…