martedì, novembre 28, 2006

la mela

Pensé que no me daría pena, o quizás no tanta. Intente engañarme a mi mismo. Pero cuando fui a recoger las dos o tres cosas que quería, no pude evitar sentir una infinita nostalgia cargada de mil recuerdos y otra sensación, rarísima, fruto de dejar casi todas las cosas colocadas: el dormitorio con sus colchas, el mueble del salón cargado de vasos y platos, la cocina con las cacerolas y en el baño hasta se quedaban los cepillos de dientes. Era entrar en tu casa que ya no era tuya, con algunas de tus cosas colgadas en las paredes e incluso algún pantalón en el armario, era algo que me lo ponía un poco más difícil.
Y al salir me di cuenta de que nunca podría volver al escenario de aquellos veranos de la infancia que guardo como uno de mis mayores tesoros. Aunque no era nuestro, éramos nosotros los que lo disfrutábamos. Pero ahora solo podré volver a disfrutar de la aquella casa pequeña y que habíamos ido completando poco a poco en mis recuerdos, en mi mente. Solo allí podré volver a ser el niño que se marco las piernas de por vida con las caídas de la BH cross por el carril; el niño que disfrutaba viendo los rayos caer sobre el césped encharcado; el que jugaba con el barro debajo de la encina y el que bebía coca cola bajo un olivo al lado de la carretera a las tres de la tarde en el mes de agosto; el niño que era lo que hoy soy…

domenica, novembre 26, 2006

son mis amigos

Este donde esté, con ellos me siento siempre en casa. Es volver a los recreos en el patio del instituto; a las largas noches de verano sentados junto al puesto de la Paca, viendo la vida pasar; a las fiestas de navidad y a algunos ratos amargos que a veces se asoman.
Son mis amigos de siempre, ni más ni menos que los demás, pero si de más tiempo. Las raras ocasiones en las que ahora nos juntamos, después de que tomáramos caminos distintos, son siempre motivo de risa; de celebración; de jaleo y caos; de bromear con el pasado echándonos en cara alguna cosa de hace muchos años que ya no duelen; de reírnos de las situaciones surrealistas en las que nos vemos inmersos en el presente; y de imaginar desvariando lo que nos puede suceder en el futuro. Es el momento también de perdonarnos muchas de esas ocasiones en las que perdemos los nervios, en las que alguno se pasa; y es que no es fácil que en un grupo de más de quince personas este todo el mundo de acuerdo y muchas veces hay que ceder en algunas parcelas, como si fuera una gran pareja.
De esas raras ocasiones, como el viernes, salgo con el corazón algo más tranquilo y sosegado y con una sensación de felicidad que me ronda por unos días. Alegre de saber que para lo que necesite están ahí y yo para ellos. Saber que ‘no te quedas nunca solo, siempre hay con quien compartir’ todos esos momentos que están por llegar, desde la Nochevieja a las bodas, pasando por alguna ruptura, espero que algún bautizo y alguna sorpresa en cuanto a la orientación sexual de algunos.

mercoledì, novembre 22, 2006

sentimientos (con)sentidos

Cuando dos personas parecen sentir lo mismo la una por la otra, existe la posibilidad de intentar algo, por muchos kilómetros de distancia que haya entre ambas y una de las dos tenga que atravesar medio mundo. Tiene sentido seguir solo por que te sientes feliz, porque se disfruta aunque le robemos horas al sueño y bostecemos sin problema alguno por la mañana, cuando casi se nos cierran los ojos, con una sonrisa tonta en los labios, susurrando algún nombre que nos evoca la madrugada. También porque la otra persona lo hace, demostrando así que las nuevas tecnologías no solo sirven para aprender a fabricar bombas y fomentar la pornografía infantil, sino para dar una dimensión que va mas allá de nuestro mundo circundante y nos lleva a otras realidades, que puede dar lugar a un ‘lo nuestro virtual’. Y eso es ya mucho.
La inutilidad y la tontería son las historias de amor cojas y no correspondidas que no llevan a ninguna parte y que algunos se empeñan en prolongar sin sentido, hasta que un día, mientras un halo de nostalgia les recorre el cuerpo desde los pies a unos ojos que se ponen brillantes como si un bostezo acabara de sacudirlos, piensan que las cosas están bien como están y que las historias que aportan pero solo a medias no tienen sentido.
El sentido que si tiene lo que nos devuelve a la vida y nos deja sedientos y jadeantes, sin tocar, sin besar, sin probar; solo con un poco de voz que nos llega del altavoz y alguna imagen difusa que se cuela en nuestras retinas desde la pantalla. Esas ocasiones que acercan aun más a las almas gemelas y que hacen que te desee siempre lo mejor mi niña, porque tú te lo mereces.

martedì, novembre 14, 2006

ni arre que trotes ni só que te pares

Para para para. Echa el freno. No empieces, que ya eres grandecito. No te das cuenta de que siempre haces lo mismo. Conoces a alguien, quedas, te parece mono y empiezas a recrearte. Y no te cansas, por mas palos que te llevas. Subes y subes hacia un punto desde el que luego la realidad te tira de una patada para estrellarte contra el suelo. Menos mal que, aunque con agujeros, siempre llevas el paracaídas. Por cierto que a ver cuando lo zurces, que esta cada vez mas viejo y gastado.
Como un globo de a duro, de esos que vendía la Perfecta, que hinchas e hinchas pero al que nunca puedes hacerle el nudo. En algunas ocasiones no te dejan ni sacarlo del bolsillo. Quizás mejor así, cuando uno no pierde aliento hinchando un globo que casi siempre, o esta pinchado o alguien explota; aunque el mal sabor de boca es igual, suele durar menos. No esta la cosa como para desperdiciar aire por más que a veces nos empeñemos en hacerlo, aunque sepamos que el globo esta pinchado. Claro que siempre podemos intentar ponerle un parche…

mercoledì, novembre 08, 2006

en la orilla

Sabe que llegara una ola que se lo llevara de nuevo, que lo volverá a sumergir en el ir y venir de las olas de su mente. A ratos lo llevaran a las profundidades, donde el aire le falta, donde no hay mas que oscuridad; y solo de vez en cuando lo dejaran asomar la cabeza, para coger un poco de aire, para no dejarlo morir del todo.
Pero ahora esta en la orilla, tirado sobre el ultimo agua que las olas dejan en la arena, con la respiración agitada por el bregar, por el cansancio que le producen los vaivenes de los días en la mar agitada.
Aunque le gustaría salir del todo del agua, secarse con una toalla y tomar un poco el sol con la tranquilidad con que lo hacen los demás; sabe que no puede. Sabe que solo él puede arrastrarlo hasta la arena firme y seca, esa que no se hunde bajo sus pies dejando huella, donde el embate de mar solo llega algunos días de tempestad en invierno.
Y es él también el único que puede echar sus redes al mar, y con sus buenas artes de pesca, rescatarlo de las garras de espuma que no lo dejan respirar.
Así que sigue allí, tumbado en la arena. Siempre entre dos realidades, entre esos dos elementos que solo se unen en esa franja sucia y húmeda que queda cuando baja la marea. Donde se encuentran las cosas más insospechadas y sorprendentes a las que cada uno es capaz de darle un valor. Donde se encuentra tirado él, esperando que alguien le de algo mas de sentido a todo lo que le rodea, algo más de sentido a su vida.

martedì, novembre 07, 2006

el piazza

Se lo compraron como regalo de su octavo cumpleaños, cuando empezaba a tocarlo en el colegio. Traído expresamente desde Sevilla, aquel Piazza de pared, se había recorrido todos los rincones de la casa, movido por las manos fuertes de los hombres del garaje. Un piano fuerte y robusto de madera de caoba que un luto vistió de negro y donde Lola se podía pasar las horas, con o sin gente alrededor que le pidiera alguna canción; alguna de esas que no se podían tocar porque estaba prohibida. Sacarlo de aquella casa donde llevaba mas de ochenta años, no fue tarea fácil. Por eso salio por la ventana, volando en el aire colgado de una grúa que lo llevo a su nueva casa, donde ya casi nadie lo toca. Donde en un rincón del salón se muere un poco de pena, mientras recuerda días mejores. Como esos de los que habla la gente, en los que se enteraban de que Lola se había peleado con su marido Miguel; porque había abierto todos los balcones que daban a la plazoleta y tocaba el piano muy fuerte.

giovedì, novembre 02, 2006

opinando de la opinión

Después de leer cierto articulo de opinión en el blog de Isma, me pongo de mala leche y dudo si escribir o no a la “señora” que opina (sin pensar claro) y ponerme a la misma altura. Y como dudo, pienso y existo, decido ponerla por aquí, para que me deis la opinión y me aconsejéis. Y si es posible, meterle alguna cosita más, que lo será. En fin. Espero vuestros comentarios. Al menos nos reiremos poniéndola ‘de grana y oro’.

Buenos días:
Que la libertad de opinión existe es algo medianamente discutible. Que usted hace uso de ella, es algo más que claro. Y porque medio existe esa libertad de expresión, en las mesas de un bar, con mollete de Antequera o de Marchena, con zurrapilla de lomo o con manteca colorá, un tío puede besar o acariciar a otro tío y dos tías pueden pasear con las manos cogidas si quieren. Si, por mucho asco que le de. Pueden hacerlo. Igual que en la puerta de su casa o en la puerta del colegio de sus hijos. Y si no le gusta, se queda usted en su casa, viviendo en esa realidad paralela en la que lo que no es mayoritario es raro, anormal o inmoral y en la que lo común es normal.
Porque tenemos no más, si no los mismos derechos que los demás. Somos personas, como usted. Bueno no, como usted no, quizás usted no se merezca el calificativo persona; sino que tenemos mucha más clase, respeto y dignidad que usted. Y si a alguno le da por disfrazarse de monja, pues se jode. Y si le da por joder con disfraz de monja, se jode también. Porque si usted, con su lengua de beata, puede proferir todos esos insultos a los maricones y las lesbianas, a las maricas y las bolleras, a los homosexuales y las lesbicas y a los sarasas y las camioneras... los demás, afortunadamente y por lo visto para su desgracia, pueden hacer todas esas cosas que a usted le hacen vomitar el mollete (y no atragantarse).
Sin ser filólogo, le diré que el homo de la palabra homosexual, no viene de hombre, si no de igual. Y por lo tanto el homo de la palabra homofobia, viene del mismo igual. Primero se informa usted y luego habla. Eso no quiere decir, que se tenga que tener una experiencia lesbica o comer un coño para poder hablar de homosexualidad. Gracias a Dios, porque si no... Otro gallo cantaría.
Y le digo todo esto, a pesar de caer en la expresión soez, burda y vulgar... Entrando en su juego. Pero puedo hacerlo. Eso y más cosas que no especifico para que no eche las asaduras por la boca. Que no es plan de que la tengan que ingresar por deshidratación ¿o si?
La pena que me da usted, no es nada comparando con la que siento por sus hijos o por la que siento porque usted no sea la única persona que piensa (por llamarlo de alguna manera) así.
Le iba a desear a usted un hijo maricón, pero eso seria desearle la desgracia más grande a una persona: su hijo. Que no sabría donde acudir ni como hacer... o quizás huiría, que es lo mejor que debería hacer cualquier persona con dos luces que la tenga al lado.
Muy atentamente, Luigi. Un maricón de Sevilla.