sabato, marzo 11, 2006

once m


my house Posted by Picasa

Siempre recordaré este día hace dos años en Roma. Lejos de casa. Un día tan raro. Como con un cordon que nos unia a todos a nuestro pais. En el que nos hubiera gustado estar aquí, en casa. Pero ahora, viendolo un poco desde la corta distancia, tengo que decir que me gustó vivirlo allí, y sentirme tan unido a todos los que se encontraban tan lejos y perdidos como yo. Me gusto dentro de lo que cabe.
Parece que soy una persona de aniversarios, pero no lo soy. Me acuerdo casi todos los días de las personas que faltan a mi alrededor, y de esto sobre lo que va mi post hoy, y de muchas más cosas. Y sobre todo me acuerdo de lo que escribi desde allí cuando sucedió todo. Y claro, tambien de lo que escribi el año pasado. Asi, que sin muchas palabras más, aquí os lo dejo.
Un beso.

Sevilla - 11 - Marzo - 2005

Ya, un año, ha pasado un año. Parece mentira, hace menos de un año aun era guiri, y pase por este trance (acompañado por otros en mi misma situación) en un país extranjero (q ajeno), en el momento en q quizás debería haber estado casa, en la patria o la nación o ese tenderete que de se mantiene en pie. Uff! un año. Y tantas cosas...
Un año tan alegre se vuelve un poco negro en un momento, con un pensamiento, con una foto o unas campanas q suenen en la mañana. Un año q intentamos llenar con algo de imaginación (imagine all the people living life in peace). Un año sin pierna, un año de superación. Un año con y sin ñ. un año sin tantos. Un año sin sueños. Un año perdido (?). Un año de (pena de mi corazón q me corre por las venas con la fuerza un ciclón) q en al año se vuelve insoportable. Un año lleno de días (mis días sin ti son tan oscuros, tan largos, tan grises). Un año de trenes. Un año de actos de homenajes y de comisiones, un año de mierda. Un año pasado (todo pasa y todo queda pero lo nuestro es pasar). Un año sin manos. Un año de camas vacías (lo que pudo haber sido, lo q nunca será), un año de corazones llenos. Un anno. Un año, una eternidad. Un año sin ellos. Un año de amor (y de noche por no sentirte solo, recordaras nuestros días felices = e di notte per non sentirti solo, ricorderai i tuoi giorni felici).

Roma – 12 – Marzo - 2004

Ayer el día amaneció nublado y lluvioso, lo recibimos con un mensaje al móvil, q nos dejo sorprendidos. Después una llamada, poco a poco nos fuimos enterando de lo que iba pasando en casa, por la llamada de un hermano, por la radio italiana, por radio nacional de España. Y nosotros fuera. Y el día se fue volviendo negro, como el café, como una noche sin luna, como la tinta mal gastada de tantos panfletos que llaman a nada.
Y nos llamamos entre todos, y los mensajes volaron de una punta a otra de la ciudad, entre nosotros, habitantes de una ciudad enorme pero conectados como si de un pequeño pueblo de la sierra se tratase.
Y la incertidumbre fue creciendo, y todos pensamos lo mismo, se han pasado, esto no tiene nombre, me da que esto no ha sido ETA, y nos enteramos de lo q dijo el hijo puta de Otegui, y mas tarde, al final del día, nos enteramos de lo de la carta al periódico británico, y de la aparición de la furgoneta con los detonadores y la cinta del Coran. Y que ETA no reivindicaba el atentado. Y de las dudas que a todos nos asaltaban y que aun no han sido resueltas.
Y piensas en como estará España, en las personas que llevaran todo el día delante de la televisión, en las familias de los desaparecidos, en las ganas de venganza, en la desesperación.
Y por la mañana compramos el periódico y esas desesperaciones empezaban a dejar de ser borrosas y se hacían nítidas, con nombres, con nacionalidades y edades, eran más que nunca personas. Más o menos vivas.
Y nos vimos en la necesidad de unirnos y respondimos al llamamiento de concentración en la puerta de la embajada y nos guiñamos ojos y nos dimos besos de complicidad. Y vimos el apoyo de los demás, de los q no son españoles; de suecos, portugueses, de alemanes, franceses y como no de los italianos que tan bien nos han acogido. Y hemos visto flores y velas en la puerta de la embajada. Y esta tarde nos volvemos a reunir en contra de la muerte, del terror, en contra del terrorismo. A pesar de que al reunirnos, a algunos se nos encoje el alma, y se te saltan las lagrimas y vuelves a acordarte de lo que pasa en casa, de lo que pasa en la capital de nuestra patria, de lo que pasa en las estaciones, en los hospitales; y en los pabellones feriales, cuyo nombre no puede ser hoy mas inapropiado. Y volveremos a gritar todos juntos: no al terrorismo. Venga de donde venga.
Añadido: había olvidado que tenia esta foto de la concentración en la Piazza di Spagna, que cogí de la pagina de El País y que mande a todos mis contactos, porque salíamos en ella.

4 commenti:

mikgel ha detto...

Simple y sencillamente IMPRESIONANTE. Además muy bien escrito.

Anonimo ha detto...

el 10 de marzo de hace dos años por la tarde decidi irme a casa al dia siguiente. busque un billete para el unico tren que me acerca a casa: el que sale de atocha a las 8 de la mañana. por suerte no encontre billete, pero como estaba emperrao cogi las cosas a ultima hora y a las 11 de la noche me fui en autobus, pero no quite del messenger el "mañana a las 8 de atocha directo a casa".

llegue a casa sobre las 6 y pico de la madrugada y me acoste. a las 11 me desperto mi madre con los ojos humedos para darme la noticia. encendi el movil y tenia miles de llamadas perdidas de la gente que no sabia el numero de casa y no pudo comprobar que estaba bien hasta que los llame.

aun no pudeo recordarlo sin parar de llorar. aquella mañana tengo la sensacion de que si bien me escape, tambien iba una poco de mi en aquellos trenes.

Javiario ha detto...

No suelo escuchar la radio ni ver la televisión. Ese día sonó el teléfono. Era mi hermana que vive en Suiza. Estaba muy preocupada porque habían dicho la noticia de pasada en la televisión y no sabía en qué ciudad de España había sido el atentado. Así fue como me enteré.

NaT ha detto...

Mi madre ese día tenía clase más tarde, de haber tenido clase a primera hora hubiera estado en el tren de Atocha.
Hay quien se siente culpable por haberse salvado y hay quien no dejará nunca de llorar a sus muertos.
Era impresionante ver la estación convertida en un catafalco, lleno de flores, de velas, de versos, de lágrimas, de rabia.
Pero lo más doloroso es que una nación entera, un universo, se tenga que unir ante una desgracia como esa.