giovedì, agosto 10, 2006

06 08 05

El sábado subía por primera vez conduciendo a Madrid (que siempre escribo Madriz), en furgoneta y cargado de muebles y chismes de casa de unos amigos, con uno de ellos y su madre, a la que no conocía y con quien me volvía el domingo. Me ofrecí voluntario, en la ignorancia de que se mudaban a un cuarto piso sin ascensor, con lo que os podéis imaginar la tarde de subir y bajar.
Después vino Marga a recogernos para cenar algo y acabamos en ‘El Almendro 13’. De allí, ellos tres se fueron y nosotros dos nos fuimos a Lavapies con un argentino, amigo de Marga, que estaba como una regadera. En Lavapies eran fiestas, las de San Cayetano, y la calle cortada, estaba llena de tómbolas y puestos de comida, de la local y de la de ellos, como tripas de cordero fritas. Las barras de los bares estaban en la puerta, y había uno que tenia la música alta. Sonaba ‘ojos verdes, piel canela…’ y los inmigrantes bailaban agarrados en la puerta. Y a un Luigi emocionado se le pusieron los vellos de punta, y se le saltaron un poco las lágrimas, porque él es muy de verbena de barrio…
Desde allí, aterrizamos en la Sala Garibaldi, donde quedamos con más gente de mi pueblo que andaba el finde por Madrid. Y después a Sol a buscar un taxi, preguntándole a las tías que iban por la calle si conocían el encantador Federico, en plan tan colgao, que alguna de ellas agarraban el bolso fuerte y echaban a correr…
El domingo poca cosa, levantarme, comer y tirar para La Latina a coger la furgoneta de vuelta. Pensaba salir a eso de las cuatro, pero al final salí a las siete, porque aun quedaban un montón de cosas dentro. Así que al final me tiré conduciendo toda la noche, por primera vez y en furgoneta, porque como dice mi madre, estoy ‘pirao’. A Sevilla llegue a la una, reventao, para acostarme, pero al final me dieron las seis (ejem ejem, date por culpable si lo lees), pero sarna con gusto no pica, y menos mal que uno esta de vacaciones y no tiene mucho meneo estos días.
Ahora me voy para el pueblo y la semana que viene para la playa. Y Dios sabe donde aterrizare. Me encanta no tener planes y no saber nada de nada, más feliz que triste, sin tener nada de lo que quejarme.

Siento no haber avisado a casi nadie, pero no sabia como era el plan, y cuanto tiempo tendría libre. Pero no os preocupéis. Volveré.

6 commenti:

Naxo ha detto...

Me encantan las escapadas a Madrid... pero odio las mudanzas! (especialmente si no hay ascensor a disposición) Me resultan completamente estresantes.
P.D: De Sevilla a Madrid hay un buen trozo... y en furgoneta más! jaja
Besos ;)

Vulcano Lover ha detto...

che pazzo!!!
Pero me encanta... yo a veces necesito también vivir en esa contínua escena de "camarote de los hermanos Marx" para sentirme vivo
Buon soggiorno, dove sia. Ti aspettiamo. Baci

mikgel ha detto...

De eso está hecha nuestra vida, de viajes en furgoneta, de verbenas, de aventuras estrafalarias e improvisadas. Y todo lo demás es accesorio.

Anonimo ha detto...

Que palizón.
Pero son de estas experiencias que recuerdas y hasta comentas luego una noche con los amigos. "¿Te acuerdas cuando hicimos la mudanza con la furgoneta...?"
A Madrid me voy a pasar el puente, precisamente. Pero prefiero el AVE, je, je, lo confieso.
Besos.

NaT ha detto...

Aunque hubieras tenido tiempo yo no estaba en Madrizzzz, y joooo que pena, lo que hubiera dado por darte un abrazo de esos de oso o que me lo hubieras dado tú a mi.

Un besote bien grande corazón y disfruta los días de playa.

Anonimo ha detto...
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