lunedì, novembre 30, 2009

fachadas


Centros históricos, cascos históricos, pueblos con encanto.

Fachadas a conservar, elementos a conservar, fachadas nuevas con mil restricciones que den como resultado una fachada que parezca antigua.

Pero no es lo mismo. No es lo mismo conservar la fachada de un edificio que conservar un edificio entero desde los cimientos al tejado. Un edificio no es solo una fachada, son cimientos (desde los de ladrillo a los de hormigón), son formas de construir (muros de sesenta centímetros de espesor), son los materiales (madera, piedra, ladrillos, mosaico hidráulico) y las formas de habitar (baños y cocinas construidos aparte, a posteriori, anexos a edificaciones más antiguas). Un edificio no es solo la fachada; y sin embargo, es a lo que se terminan reduciendo en muchos casos, perdiendo todo el interés que tendría la puesta en valor de lo existente.

Y lo mismo ocurre con las personas, que se terminan reduciendo a fachadas, mentes vacías, sin contenidos, preocupadas solo por la estética y con dos o tres ideas manidas (¡que casualidad!) compartidas por casi todos; desde los gustos musicales a los literarios, pasando por el calzado y los peinados. Modas hechas para veletas que se desplazan por ciudades de cartón piedra.

Y algunas veces, y muchas veces, me da miedo formar parte de ellos y entrar (si es que aun no lo he hecho), en su juego.