mercoledì, agosto 30, 2006

avanzando

Con el dolor que me corre por las venas, sin engañarme, y sin engañarte, se que pienso en ti a ratos; quizás menos que otros días, pero aun pienso en ti. Aunque misteriosamente nunca aparezcas como conectado en mi Messenger, aunque ya no hablemos. Cuando sufro, cuando no lloro, también pienso en ti.
El dolor aun no me deja dormir bien, el dolor y el calor. Por la mañana, cuando abro el primer ojo empiezo a darle vueltas a esta cabecita loca, y ya no puedo volver a dormir. Y es a ti a quien dedico el último pensamiento en la negra noche. En una de esas noches como en las que creí que me podías querer de una forma distinta de la que se que me quieres.
Me planteo las razones sin sentido de la parada premeditada. Las razones incomprendidas, pero que me tomo con respeto y resignación, de que me dejes marchar sin decirme nada. Y me replanteo la rabia que me provocan una y otra vez, intentando defenderte en una lucha entre mi corazón y mi cabeza, que se van tomando descansos cada vez más largos. Una lucha que no tiene mucho sentido, como casi todas, por que por mucho que quiera, se que no puedo odiarte. Solo decirte, entre otras muchas cosas que tu te lo pierdes.
Y se que amanecerá, lo se. Que el dolor negro dejara paso a la luz clara, y quizás la mancha de mora, con otra de mora verde se quite. Y que el brillo de mis ojos se secara, al menos un poco. He pasado por esto, como tantos, una y mil veces, y quizás me queden más. Pero esta vez es distinta por la incomprensión que lo empaña todo. Ahora solo queda esperar, que el tiempo cauterice las heridas; e intentar no dedicar más tiempo ni post a las cosas que no se lo merecen. Y la próxima vez, intentar dar amor a quien sabe apreciarlo.

giovedì, agosto 24, 2006

llorar palabras

Tengo que llorar, aprender de nuevo a hacerlo. A llorar de rabia, de indignación, de incomprensión, de pena o por el ser querido que se va. Un día, de repente, me di cuenta de que ya no lo hacia mas, de que no podía llorar a lagrima suelta como antes hacia.
Y desde entonces, en vez de llorar de pena soporto una melancolía interna y permanente como la que nos entra justo antes de llorar, de esas que no te dejan casi respirar porque la garganta está oprimida, y que cuando rompe nos hace coger aire como si acabáramos de emerger de las profundidades del mar, de las negras profundidades de la pena.
Y en vez de llorar de rabia o de indignación, mi cuerpo como que se acostumbra a tener la garganta un poco oprimida, a respirar con más dificultad; y se va tragando un dolor que algún día reventara contra alguien que seguro que no se lo merece. Como un rayo que se lanza contra uno de los árboles que dan sombra a mi largo camino bajo el sol.
Llorar es bueno, te desahogas, te limpias por dentro. Soltar las lágrimas me recuerda a los días de lluvia, cuando las calles se limpian, y el agua negra corre hacia las alcantarillas, más o menos lejos. Muchas penas se hacen menores cuando se llora. Se ven desde otros puntos, desde otra distancia, como con más libertad.
Pero cuando uno no rompe a llorar, y ni la música triste le da pie, uno no sabe exactamente que hacer. Y a veces llega a ponerse películas tristes y cursis como ‘Love Story’, de esas con las que se llora siempre. Y no sabe si contener la rabia o soltarla, aunque esa rabia no es tal rabia sino incomprensión. Incomprensión porque hay cosas que no tienen sentido, que no se entienden, ni antes ni ahora ni después; porque hay cosas injustas, sin explicación, sin sentido. Una rabia que en el fondo no tiene sentido, porque de donde no hay no se puede sacar nada; pero que tiene que salir, y muchas veces la mejor manera que tengo de limpiarme, cuando no puedo llorar es escribir. Porque cuando escribo, aunque las manos me quemen, me quedo como vacío, como limpio, como si acabara de llorar. Como ahora, que es como si hubiera soltado unas cuantas lágrimas de las que me oprimen el pecho, en forma de palabras.

regreso

Ha sido una noche de aclarar muchas cosas que ya estaban claras y ponerles coto a otras que parecían no estarlo. De verter contenidos y continentes, de echar afuera las telarañas que a veces nos ocupan la mente. Llena de confesiones a media voz, de cosas que nunca te dije, pero que podías intuir. Una noche de llorar de incomprensión y de tristeza pero sin lágrimas. De un poco elegir, donde quizás no haya más que continuar un camino que nadie sabe donde ni cuando termina, ni si se cruza con otros que lo hacen bifurcarse. Una noche de voces y de letras, con el cuerpo vacío de fluidos y el corazón donde tienes tu hueco, pequeñito y temblón; que termina como tantas otras noches.

domenica, agosto 13, 2006

genio y figura

Lolita: Mamá ¿Qué es el duende?

Lola Flores: Lo que tiene tu hermana Rosario. Pero tú también cantas muy bien.

giovedì, agosto 10, 2006

06 08 05

El sábado subía por primera vez conduciendo a Madrid (que siempre escribo Madriz), en furgoneta y cargado de muebles y chismes de casa de unos amigos, con uno de ellos y su madre, a la que no conocía y con quien me volvía el domingo. Me ofrecí voluntario, en la ignorancia de que se mudaban a un cuarto piso sin ascensor, con lo que os podéis imaginar la tarde de subir y bajar.
Después vino Marga a recogernos para cenar algo y acabamos en ‘El Almendro 13’. De allí, ellos tres se fueron y nosotros dos nos fuimos a Lavapies con un argentino, amigo de Marga, que estaba como una regadera. En Lavapies eran fiestas, las de San Cayetano, y la calle cortada, estaba llena de tómbolas y puestos de comida, de la local y de la de ellos, como tripas de cordero fritas. Las barras de los bares estaban en la puerta, y había uno que tenia la música alta. Sonaba ‘ojos verdes, piel canela…’ y los inmigrantes bailaban agarrados en la puerta. Y a un Luigi emocionado se le pusieron los vellos de punta, y se le saltaron un poco las lágrimas, porque él es muy de verbena de barrio…
Desde allí, aterrizamos en la Sala Garibaldi, donde quedamos con más gente de mi pueblo que andaba el finde por Madrid. Y después a Sol a buscar un taxi, preguntándole a las tías que iban por la calle si conocían el encantador Federico, en plan tan colgao, que alguna de ellas agarraban el bolso fuerte y echaban a correr…
El domingo poca cosa, levantarme, comer y tirar para La Latina a coger la furgoneta de vuelta. Pensaba salir a eso de las cuatro, pero al final salí a las siete, porque aun quedaban un montón de cosas dentro. Así que al final me tiré conduciendo toda la noche, por primera vez y en furgoneta, porque como dice mi madre, estoy ‘pirao’. A Sevilla llegue a la una, reventao, para acostarme, pero al final me dieron las seis (ejem ejem, date por culpable si lo lees), pero sarna con gusto no pica, y menos mal que uno esta de vacaciones y no tiene mucho meneo estos días.
Ahora me voy para el pueblo y la semana que viene para la playa. Y Dios sabe donde aterrizare. Me encanta no tener planes y no saber nada de nada, más feliz que triste, sin tener nada de lo que quejarme.

Siento no haber avisado a casi nadie, pero no sabia como era el plan, y cuanto tiempo tendría libre. Pero no os preocupéis. Volveré.

giovedì, agosto 03, 2006

llueve sobre mojado

Es curioso como los extremos siempre se terminan tocando. La izquierda extrema y la derecha extrema, al final siempre terminan siendo lo mismo. Lo mismo es Castro, que Franco y que tantos otros de los que van quedando ya pocos. Pero yo soy de los que piensa que la vida son ciclos que se repiten y no se porque me da, que en muchos sitios, la situación puede volver a repetirse con más o menos similitudes.
Hablo de esto ahora que Castro (de izquierdas si, pero dictador al fin y al cabo) esta en el hospital, y que muchos cubanos en el exilio (siempre de Miami) han manifestado su alegría como si al enfermo le hubiera dado por establecer un gobierno democrático de verdad.
Pero cantan victoria pronto, demasiado pronto. Solo está en el hospital, no muriéndose. Y aunque se muera se les olvida que su hermano está allí, rodeado de mucha gente que lo apoya, y que la ‘revolución cubana’ puede continuar más tiempo, coartando la libertad de muchos de los cubanos que viven en la isla. Pero lo que es peor y me da más pena, es que puede que una vez muerto Castro y tras un gobierno de ‘llámalo x’ la linda Cuba se convierta en uno de esos apéndices de los Estados Unidos como Puerto Rico; y no se hasta que punto puede ser bueno o malo el pasar del dominio de uno al dominio de otros. Y es que nunca llueve a gusto de todos…